¡Lo que Dice la Biblia Sobre la Envidia!

En las escrituras toca el punto de la envidia, que un hombre le puede generar a otro ya sea por su riqueza a por su bienes; pero no hay que caer en la envidia, ya que en los mandamiento también se toca ese punto; no codiciar los bienes ajenos, no hay que sentir envidia de aquel que tiene más que uno o posee lo que uno desea, esa son cosas materiales, el que posee envidia ya esta pecando, el hombre debe ser humilde ante todo; el hombre debe siempre ser fiel a dios, si el señor no te ha dado lo que desea de seguro estará pensando en darte cuando llegue la hora.

Si damos nuestro corazón a dios es nos purificará del mal, cuando oramos con fe y devoción, dios cumplirá nuestras deseos del corazón. El deseo debe ser puro con fe y no de riqueza. La palabra nos dice que no seamos envidiosos de las cosas del prójimo:

No te impacientes a causa de los malignos, Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. Porque como hierba serán pronto cortados, Y como la hierva verde se secarán. Confía en dios, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en dios señor, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. (Salmos 37 1-5)

Cuando hay envidia, la persona cambia, ya no se muestra contento con lo que tiene y desea lo que otro tiene; aquel que hace ese acto es un pecador, un versículo de la biblia dice que la envidia es condenación del hombre:

El corazón apacible es vida de la carne; Mas la envidia es carcoma de los huesos. (Proverbios 14:30)

No tengas envidia de los hombres malos, Ni desees estar con ellos; Porque su corazón piensa en robar, E iniquidad hablan sus labios. (Proverbios 24:1-3)

Tampoco hay que tener envidia de aquellos que poseen riqueza a causa de los pobres, porque todos estos serán condenados y si se cae en esa envidia también caeremos igual que ellos:

No te entremetas con los malignos, Ni tengas envidia de los impíos; Porque para el malo no habrá buen fin, Y la lámpara de los impíos será apagada. (Proverbios 24:19,20)

Todos aquellos que codicien, son impuros de corazón, de la envidia sale el egoísmo, la avaricia, el robo, el fracaso, el pecado. No hay llevar en la vida consentimiento o pensamiento que llenen nuestro corazón de maldad. Ya que un corazón impuro no entenderá lo que esta vida le tiene preparado a él, la vida es justa para aquel que hace las cosas que dios le agrada, pero para aquel que codicia lo del prójimo peca porque su alma no está limpia.